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domingo, 19 de marzo de 2017

EL PRÍNCIPE

Reconozco que posiblemente sean los vinos generosos los que me infunden más respeto a la hora de intentar describirlos, por más que voy sabiendo de ellos, por más cosas que aprendo y pruebo siempre tienes la sensación de que nunca vas a poder encontrar nada mejor, cosa que pasa justo cuando catas el siguiente, en fin, tenemos una tierra llena de tesoros por descubrir.
Este de hoy, de color ambarino y ribetes de miel ya lo habíamos probado antes en varias catas aunque pararte a hablar de él sin prisa y analizando cada momento y forma con la que se expresa es harina de otro costado y sobretodo,lo que realmente nos emociona.
Lágrima de caída tímida, despertando lentamente tras su sueño quieto de doce años.
En nariz se presenta potente, punzante, adolescente y se presenta ante tí con aromas de vejez, de fondo recio ; delante, frutos secos, tiza y notas de acetona, en el conjunto despunta algo el alcohol, lo suficiente como para desmarcarse del conjunto y restarle redondez (las cosas de la pubertad)
En boca es corpulento y robusto, con tenues notas salinas. Con cierto amargor en el posgusto, algo bravío y rebelde. Al final del trago aparece de nuevo ese pico de alcohol a la vez que deja su recuerdo de fino, frutos secos y madera tostada.
La mejor versión de este vino la hemos encontrado en un Ultramarinos de Cádiz, en el 10 de Veedor. Este sitio, famoso por sus tortillas rellenas, sirve amontillado Príncipe de Barbadillo de un barril que ya debe tener sus años, allí el príncipe se ha ido haciendo con la corona, y hace que se haga monárquico hasta el más republicano.

Catado el 19 de marzo de 2017







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