Sin duda nos hemos llevado una gran sorpresa al catar este vino, sabíamos que lleva Syrah, Merlot, Cabernet Sauvignon y que solo tuvo tres meses en barrica de roble francés y americano tal como reza en su contraetiqueta. Esperábamos un vino más roto, con otro sabor más ácido y un aroma mucho más evolucionado, plano y diluido.
A la vista se nota el paso del tiempo. Los tonos que un día fueron violetas se han tornado de castaño oscuro y el ribete que un día fue granate intenso ahora es de color teja y más acuoso.
No obstante, mantiene su capa alta y su brillo. Es denso al movimiento y sus lágrimas se han vuelto algo torponas pero son densas e hipnóticas.
Hemos encontrado una nariz muy golosa y suculenta, compleja y atractiva, expresiva al máximo y con buena intensidad. Con un centro de bombón de licor y fresones maduros, en un segundo plano han aparecido notas de toffe, violetas, pimienta de Jamaica y madera de tulla y, al fondo resurgen notas balsámicas algo mentoladas y sutiles notas salobres.
En boca es de paso calmado y suave, amplio y con mucho volumen, untuoso y con una acidez equilibrada que recuerda a la propia de las ciruelas en verano.
Su sabor es jugoso y muy rico. Encontramos recuerdos de gominolas de mora, cacao y melocotón maduro, todo con mucha frescura y armonía. Un sabor totalmente inesperado y diría yo que, alucinante, riquísimo, recreando sensaciones dulces.
Deja la boca fresca y pidiendo a gritos el siguiente sorbo, sin atisbo de astringencia. Tras su caminito de gloria retornan las notas balsámicas que encontramos en nariz, cerrando así un ciclo perfecto.
UN VINAZO
Catado el 6 de marzo de 2024
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