Siempre he pensado que los vinos blancos fermentados en barrica no siempre son aptos para todos los gustos, los posibles "tufillos" a reducción que aparecen con la crianza y su posterior vida en botella, no siempre son entendidos o apreciados por todo el mundo. A mí personalmente cada vez me atraen más, alguien entendido me dijo en cierta ocasión que eran vinos para un público de cierta edad con lo cual he empezado a preocuparme....
Este de hoy no lo conocíamos y nos ha sorprendido muy gratamente.
Su color, es un amarillo pálido algo evolucionado a causa de su vejez. Presenta lágrimas muy densas, de caída tímida y distraída.
Ya en nariz se presenta complejo pero, de aroma agradable desde el principio encontrando en él fruta blanca compotada, ciruela amarilla, notas mantecosas, hojarasca y cuando se abre un poco, canela de ambientador.
En boca es muy suave, rico y con una acidez acentuada e inesperada que te hace salivar come el perro de Pavlov. Amplio,goloso y más que untuoso, graso; eso sí, muy expresivo.
Postgusto largo y amable armado de hojarasca y mantequilla. En la nariz deja recuerdos de flores marchitas y piel de cítrico.
Muy rico y bien estructurado, contando la misma historia de principio a fin y con el mismo reparto.
Nosotros lo hemos maridado con un potaje de garbanzos con su pringá y os aseguro que tanto el plato como el vino se han venido arriba.
Muy recomendable
Catado el 14 de julio de 2018
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