En nariz presenta un frente de fresones y moras muy maduros, con cierto encaje lácteo y balsámico. Al fondo ofrece notas de pimienta negra, cacao y tierra húmeda.
Suave en su paso, muestra densidad y amplitud, carnoso y con un punto licoroso tras su ataque a la vez que marca los taninos.
En su sabor emergen de un entorno balsámico y seco, notas de cereza y cardamomo.
Retornan notas mentoladas y recuerdos de tinta.
Posgusto largo y algo astringente, asoma algo el alcohol pero el resultado es bueno si no perdemos de vista su origen.
Un vino sin mayores pretensiones, rico y con un guiño a los tintos de Toro de antaño.
Catado el 8 de julio de 2020
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