En su aroma, bastante franco, percibimos un centro de fruta negra madura con presencia de grosellas al que rodean notas de vainilla, madera de cedro, finos tostados y un fondo licoroso con pinceladas de eucalipto.
Llama la atención que sus aromas no dan señales de reducción y el vino apenas ha cambiado cuando ha respirado.
En boca se percibe amplio, de paso suave y fresco, corpulento y graso al tacto.
En su ataque jugoso y prolongado destaca una acidez pronunciada junto a una tanicidad muy sutil propio de los vinos tintos elaborados con cepas viejas.
En su sabor aparecen notas de cereza y moras en un entorno que se antoja balsámico.
Retornan después de marcar su astringencia, recuerdos silvestres y especiados mientras ascienden sutiles notas mentoladas hasta la nariz.
Muy rico y recomendable.
Catado el 25 de julio de 2020
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