Del mismo color que el zumo de sandía, burbujas finísimas, abundantes y de ascenso reposado.
En nariz hay fruta blanca, brioche y tenues notas de cereza.
Entrada suave y elegante, derrochando fruta y pasión.
Con una acidez menos marcada que en un cava de variedades blancas se antoja goloso y rico, de color muy atractivo y digno de un San Valentín.
A nosotros nos ha encantado.
Catado el 30 de marzo de 2018
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