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viernes, 12 de octubre de 2018

FERNÁNDEZ GAO

Aprovechando la jornada de puertas abiertas que brindaban las bodegas Fernández Gao con motivo del Día del Pilar, nos hemos acercado para visitarla.
Aunque sea una bodega relativamente nueva, algunos de sus vinazos proceden de soleras centenarias y después de rociarlos y refrescarlos, el carbono 14 data un oloroso de 42 años y un palo cortado que ronda los 20; un medium sweet y un PX de 12 años y medio.
La visita es más que recomendable. Manuel, el guía es un apasionado del Sherry y te lleva casi de la mano por los distintos rincones y entresijos de estos vinos, explicándolos con mimo y con pasión, sumando todo un anecdotario de sus propias vivencias y experiencia.
Desde que abre el portón estás oliendo a paraíso y se descubre ante tí un modesto casco de bodega que, no por ser más pequeña tiene menos encanto.
Nos habla del proyecto de cuatro socios que reúnen capital y se lanzan a retomar una marca que compran y resucitan con gran maestría y paciencia.
Empezamos en la sacristía de la bodega por los vinos secos, los que más expectación crean en nosotros y donde el guía se relaja y empieza esta visita tan singular.
Del palo cortado decir que es de esos que te cautiva hasta el extremo en nariz, complejo y muy refinado, encontramos en él notas de cuero, cacao, pimienta, curry, carpintería, azahar....
En boca es sumamente envolvente y delicado con un repunte salino al final alrededor de un aluvión de frutos secos y algo de regaliz. Realmente sublime y fresco a más no poder.
El segundo, un oloroso cuarentón, no está por debajo del primero y lo iguala en calidad y complejidad alargando su sabor hasta el infinito.
Redondo y corpulento con su centro de nuez y notas de ebanista, regaliz y pimienta, una pasada.
Salimos de este primer casco y nos dirigimos al siguiente "La bodega de San Jorge" que recibe su nombre por un tapiz del S. XVII del mismo Santo.
En el patio se nos une José María, el capataz de la bodega y con él catamos en medium sweet y el PX.
Del medium decir que está rico y que no es muy dulce lo cual lo hace bastante elegante y fácil de beber.
El PX está de lujo, con su nariz de pan de higos, regaliz, ciruelas pasas, especias y notas de café y caramelo tostado, es en boca mucho más delgado de lo que esperas y lidia con cierta acidez la densidad que le carga el azúcar. Suave, fresco y ligero, una delicia.
No todos los días podemos hacer una visita para nosotros solos y en esta hemos disfrutado y aprendido mucho. Magnífico el guía y su forma de transmitir. "...estos vinos hay que beberlos despacito y disfrutarlos..."Volveremos¡¡¡
Visita realizada el 12 de octubre de 2018

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