Color con centro castaño y tonos frambuesa en el ribete. Forma lágrima bien definida.
Sorprende amablemente su aroma con buena intensidad, complejidad y proyección de matices. Se antoja goloso, suculento, sublime...
Entorno a un centro de fruta negra muy madura desfilan matices diversos y que, habiendo dejado la fruta negra como representante de los aromas primarios, son matices que corresponden a aromas que pertenecen a las fases de fermentación y crianza, aromas pues, secundarios y terciarios respectivamente. Esto desde el principio nos deja claro que nos encontramos ante un vino con buqué. Redondo, muy bien equilibrado y con estructura coherente en cualquiera de las fases de cata.
Esos aromas que decoran la fruta, van desde notas de sangre a matices amaderados de vainilla, regaliz Zara, barrica de salazón (con su característico dulzor salobre), café, clavo y un fondo sutil de eucalipto y caliza húmeda.
En boca su paso es suave, amplio, sabroso y graso. Su acidez alivia su recorrido en el que se percibe cierta densidad y corpulencia, refrescando el conjunto e imprimiéndole sensación de ligereza.
En su sabor reaparece la fruta con un fondo que se antoja especiado y algo balsámico.
Con los taninos levemente marcados, retornan notas especiadas y recuerdos de picota tras un largo recorrido ,al mismo tiempo que se vuelve algo balsámico en la retronasal.
Como dije antes, un vino redondo y muy rico. Puro equilibrio, un gustazo.
Catado el 24 de marzo de 2021
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