En nariz destacan aromas de postres de huevo con notas yodadas y un ramalazo a mar que, nada más pasar al interior se pasea de babor a estribor por la cubierta de tu boca.
De entrada muy suave y menos punzante que otros amontillados, se crece y lo llena todo dejando su fina estela de avellana y frutos garrapiñados a la vez que te colma de sensaciones placenteras que se prolongan hasta el próximo trago.
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