Supongo que quien lo pensó iría más bien buscando lo contrario ya que, parece que tendría más sentido aprovechar el potencial aromático de una y la sutileza en boca de la otra, el resultado es bastante bueno sea como sea.
La nariz de estos vinos suelen ser complejas y con una amplia paleta de aromas.
Entre otros en primer plano aparecen frutos del bosque con esa acidez que casi eclipsa el resto de aromas pero, buscando más atrás encontramos ciruela pasa, cedro y un fondo especiado bastante marcado y balsámico.
En boca es amplio y con cuerpo, goloso y con esa misma acidez que encontrábamos en nariz y que se hará notar en otros momentos de la cata como si fuera su propio leitmotiv.
En el posgusto se señala algo el alcohol, sensación que se irá suavizando a lo largo de su evolución, la cual es bastante buena.
Será en nariz donde más se note y al cabo de unas copas aparecerán aromas de confitura y mermelada. Esta botella nos supo a poco.
Y... Antes de que lo diga Fermin Muñoz Leon os animo si estáis por Palma a pescar alguna en el Hogar del Sibarita
Catado el 15 de febrero de 2017
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