En nariz reserva al principio su potencial aromático el cual irá desglosando entorno a esencias de fruta oscura, madura y de tenue dulzor. Encontramos notas de tabaco, ahumados y salazón; más tímidamente, coco, clavo y pimienta negra y, al final termina entregando sutiles recuerdos de café y caja de habanos. Complejo y muy armonioso, de intensidad contenida y sumido en un rotundo equilibrio.
Su paso en boca transcurre con elegancia, sutileza e impactando tímidamente al final de su recorrido, estimulando la salivación gracias a una acidez bien integrada, casi imperceptible y que hace que las copas llenas duren poco tiempo. Un punto de astringencia alarga la sensación de cierto dulzor creada por unos taninos bien afinados en un postgusto que consagra su gran calidad y estructura.
De cuerpo medio y rico sabor frutoso, decorado de notas herbáceas y especiadas, recuerda a cereza y a la tinta que nos manchaba la boca cuando se nos reventaba un bolígrafo en el colegio.
Postgusto suave, con punto de calidez y no de alcohol; recuerdos tostados de maderas y especias.
A la nariz se eleva un velo balsámico a la vez que percibes un punto y seguido matizado en boca por una astringencia fortuita.
Un vino que si sigue así, dará mucho que hablar y que se supera así mismo añada tras añada. Ya quisieran muchos bodegueros de altos vuelos hacer un vino tan rico y complejo. Enhorabuena al padre de la criatura¡¡¡¡ Larga vida a Miquichote!!!!
Catado el 21 de enero de 2019
No hay comentarios:
Publicar un comentario