Color castaño claro con tonos cobrizos, turbio y muy glicérico.
En nariz es básicamente colosal. Con buena intensidad, su paleta aromática parece no tener fin y te sorprende con nuevos matices en cada copa.
Por tomar como referencia aquellos aromas que encontramos con más franqueza; destaca un centro de naranjas confitadas envueltas en chocolate, avellanas cordobesas, finos tostados, notas de pegamento y ebanistería, toffe y alguna especia como pimienta de Jamaica.
En boca se presenta realmente suculento, graso, amplio y muy fresco.
Su posgusto se prolonga con un retorno avellanado y tonos anaranjados que se alarga casi eternamente mientras las notas de barnices y cierto punto especiado ascienden a la nariz.
Sin duda, impresionante. Ante vinos así lo demás no parece ni vino.
Espectacular y, más que recomendable, obligatorio.
Catado el 1 de junio de 2020
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