Cierto es que se le nota la evolución, los aromas se han redondeado situándose entre mantequilla y albaricoque, el limón ha perdido amargor y ha ganado acidez que, en éste caso no es sinónimo de frescura. En boca es glicérico y rápido pero una copa no llama rápidamente a la siguiente.
La relación calidad precio no es justa y no vale lo que hemos pagado por él. En cambio, os animamos a probar de esta bodega el Sol de Señorans que es una auténtica pasada o cualquiera de sus añadas jóvenes.
En esto de los descorches, no siempre se gana.
Catado el 28 de julio de 2015


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