Una de las características que ha de tener un vino de pago es, sin duda alguna su evocación a la tierra donde fue criado, el famoso terruño. Este recuerda a eso, al suelo de la sierra cuando ha llovido y no por las notas vegetales de las que carece, sino más bien por su alta mineralidad. Sedoso en boca y muy elegante.
Del Marqués de Griñón merece la pena probar su monovarietal de Cabernet, un Bastinazo como se dice en Cádiz.
Catado el 7 de abril de 2015
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