Rojo picota con ribetes castaños, capa alta y unas lágrimas tan densas que no sabes si suben o si están bajando.
En la copa se percibe corpulento y suben hasta la nariz aroma a cuero, ciruela pasa, moca, vainilla y al fondo la acidez propia de los frutillos del bosque.
En boca es de recorrido suave y delicado, de sabor impactante y mucho volumen.
La tanicidad domada con maestría y la anstringencia señalada.
Rico, potente y equilibrado, con posgusto de cereza y bordes balsámicos con guiños anisados y amaderados.
A su paso deja cierto punto de calidez suspendido dejando a su vez un buen recuerdo de su recorrido.
Más que un vino un poema. Espectacular ¡¡
Catado el 3 de septiembre de 2017
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