Hace unos años vivir en el sur y tomarte un buen albariño era casi cuestión de alquimia; para colmo, la tierra se dividía entre dos mundos ( como pasa con todo en España) o eras de Martín Códax y su tapón con partituras (que todo el mundo pensaba que era Canto Gregoriano por lo del Santo Apóstol) o bien eras del Mar de Frades y querías hacer una lamparita para la mesita de noche con lo que quedaba de la botella (la botella)
Creo que Mar de Frades dió un golpe de efecto fuerte cuando incorporó la marca de agua con la fragata pero eso es otra historia.
Sea como sea, hoy día tomarte un buen albariño pudiendo elegir entre muchos más que dos, es más que fácil.
Éste de hoy estaba muy rico, ligero porque es del año y, aún así con cierta densidad en boca. El resto de la historia es más o menos previsible en estos vinos, nariz muy frutal con fondo cítrico y lichi, paso grácil y fresco y, una acidez equilibrada que lo dota de una frescura notable.
En boca muy rico, muy frutal, dejando un posgusto sutil y muy frágil casi perfecto con reminiscencias a melocotón o albaricoque.
Excelente calidad-precio aunque no tenga un tapón chulo y te quedes sin lamparita para la mesita de noche.
Buena elección.
Catado el 17/9/2016
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