A veces pruebas cosas ante las cuales sólo cabe quitarse el sombrero, más que singular inolvidable. Los dos vinos de esta bodega que hemos conocido tienen un sello propio, te quedas con sus caras. Mi nariz en la copa era como un niño glotón en una confitería, no sabía en que fijarse: café, caramelo, galletas, mermelada, vainilla, mora,...
Un espectáculo. Al final cuero,tostados, notas cremosas, ...
En boca un cuerpo denso pero fugaz con un posgusto especiado y licoroso tras un paso ligero pero contundente.
Es el vino más oscuro que hemos visto últimamente, casi negro.
Vamos.. Está claro que nos hemos quedado con su cara.
Catado el 9 de mayo de 2015
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