Un coupage que no deja de dar protagonismo a la "tinta fina" y a la vez mantiene la identidad propia y esperada en un Ribera del Duero. Eso, sumado a esos 17 meses de barrica de roble francés, a la orientación de la bodega y a las peculiaridades del suelo donde nació hacen de él un vino original y bastante atractivo. Una buena elección para las cenas que se avecinan.
Buen color con capa alta, buena lágrima y aspecto impecable.
Muestra una nariz bastante compleja, alejada de aromas demasiados acentuados, equilibrada y donde destacan las notas tostadas, fruta madura (grosella negra) y recuerdos a sotobosque y hojarasca. Aparecen también notas leves a vaina de vainilla y algunas especias como el tomillo.Con toda esta paleta aromática sobra decir que huele muy bien, con buena intensidad y total armonía.
En el paladar es amplio y muy frutal, rico y con sensaciones dulces que lo dotan de mucha suavidad. Taninos bien integrados en el conjunto sin destacar la astringencia sobre las demás cualidades. Muy buena acidez que le confiere bastante frescura a pesar de sus 14,5, grados y de tener cierto cuerpo.
En el posgusto es muy rico, te devuelve la fruta y se torna algo balsámico marcando incluso algunas leves notas a eucalipto. En algunas copas han retornado incluso recuerdos a castaña asada.
Catado el 1 de diciembre de 2016
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