Muchísimo más atractivo que la Garnacha del Moncayo o, al menos eso nos ha parecido.
En nariz presenta notas minerales y vegetales sobre fondo balsámico casi mentolado; a copa parada toffe y moca.
La fruta queda muy en segundo plano y recuerda a fresa madura y frutos del bosque.
En boca es suave y aterciopelado con un posgusto largo y algo cálido, muy sutil y delicado que da lugar a notas anisadas en la retronasal.
Un vino complejo pero muy bien estructurado.
21 de febrero de 2016
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