Un vino complejo, de esos que mientras más lo hueles más cosas encuentras.
La fruta roja madura se ha escondido entre coco, clavo y dulce de leche. Un tueste más que controlado confiere notas ahumadas que hacen de esta fase de su cata un verdadero placer.
En boca es carnoso y envolvente con un tanino marcado y cierto gusto mineral a madera de cedro. El paso es contundente y largo.
Nuestra sensación es que esta botella se nos ha ido demasiado pronto, justo cuando empezábamos a conocernos, muy rico.
Viva Yecla¡¡
Catado el 31 de 2016
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