Un aspecto impecable y una lágrima contenida que se forma tranquila y cae despacio( algo no muy habitual en estos vinos).
El aroma permanece impasible mientras se va atemperando pues, aunque lo servimos a una temperatura correcta ( unos 12 grados) nos encanta someterlos al estrés de la temperatura ambiente y dejarlo que poco a poco se crezcan o se delaten y, esta vez se ha crecido, sin duda, muy buena señal.
Resulta difícil en estos momentos de producciones masivas encontrar un verdejo cuyo aroma no se rompa y se deshaga conforme se calienta.
Éste ha superado la prueba.
Por lo demás se muestra ligero y fresco en boca con una acidez equilibrada que permite degustarlo tranquilamente y sin prisas, el amargor del posgusto y el consiguiente sabor a levadura pone broche a un apacible paseo por los sentidos.
Catado el 31 de enero de 2016
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