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lunes, 3 de enero de 2022

SECTOR 2.8 2020



 Se presenta este nuevo proyecto de Finca Las Caraballas con un bonito color amarillo oro, brillante, limpio y glicérico en el cristal.

Como es habitual en todos los vinos de esta bodega, presenta una nariz muy rica en matices frutales y complejidad. Con buena intensidad y armonía.

Encontramos un primer frente frutal muy suculento, con recuerdos de pera limonera, membrillo fresco y cierto guiño tropical con notas de piña muy madura. Junto a esta fruta carnosa aparecen también notas de frutos secos silvestres como bellotas y castañas. En un segundo plano aparecen tonos acaramelados y recuerdos cítricos, heno, flores silvestres y polvos de tocador. Conforme pasan las copas y varía la temperatura el vino va desvelando nuevos aromas y asoman la cabeza recuerdos de fruta escarchada y de cerveza manteniendo su estructura aromática incluso a temperatura ambiente. Una pasada.

En boca el vino se percibe graso y meloso en su tacto, recto y con cuerpo. Con un ataque rico y muy jugoso evocando en su sabor a la fruta fresca y a la cubierta vegetal que crece en el campo después de la lluvia.

Prolonga ricamente su recorrido dejando muy buen sabor en boca. Al mismo tiempo,  su acidez de pulpa de cítrico con guiños de pomelo recrea ínfimas pinceladas de amargor que atribuye aún más emoción al conjunto a la vez que lo dota mucha frescura y altivez.

Retornan de su camino de gloria tonos cítricos y herbáceos decorando la fruta blanca.

Ese posgusto y esa suculencia en nariz son ya una firma de la casa, igual que los recuerdos silvestres. Un vino muy evocador y con mucho potencial y recorrido en botella. Una puesta de largo más que loable. Muy rico y más que recomendable.


Catado el 26 de diciembre de 2021