De vivo color picota oscuro con ribetes violáceos, cubierto, formando lágrima y mostrando densidad al movimiento.
En nariz se muestra franco y armonioso, como suele ser costumbre. Entorno a un centro de cereza y chocolate puro, desfilan tonos de madera de tuya, eucalipto y grafito, dejando más al fondo recuerdos de caliza mojada, regaliz dulce y violetas.
Cuando el vino se airea un poco aparecen notas de granza de café y cedro. Está claro que en esta añada los tostados y la madera cobran más protagonismo que en versiones anteriores.
En boca se expande mostrando mucho volumen y amplitud acompañándose de una acidez que bien podría recordar a la de un Mencía del Bierzo. En su sabor resurgen los tonos de cereza y, esa acidez marcada que se percibe al final del trayecto, literalmente, te hace la boca agua exigiendo que los tragos se sucedan con avidez.
De trago largo y mucho recorrido, retornan los recuerdos tostados y balsámicos que ya aparecían en nariz. Presenta un leve punto de astringencia que le otorga cierto carácter y no sobra.
Quizás sea esa acidez más marcada de lo habitual y ese predominio de guiños amaderados en nariz lo que lo hace distinto y genuino y, posiblemente le otorguen una larga vida en botella.
Una versión distinta de este crianza de Trebujena que sin duda alguna, nos ha vuelto a sorprender gratamente.
Catado el 17 de abril de 2023
