En boca se subleva desde una aparente suavidad desplegando sus atributos y el resto de su potencial llevando de la mano a tu paladar hacia un completo éxtasis y deleite; Amplio con aplomo y con cuerpo.
En el posgusto se deshace entre avellanas, nueces y caramelo tostado. Largo, amable y casi sedoso, dejando un punto de calidez que pone un broche de oro casi infinito a tanto derroche despachado desde que quitas el corcho de esta "bendita" botella.
Sin duda toda una alegoría a la grandeza de los vinos de Jerez.
Catado el 9 de mayo de 2017


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