De color ambarino oscuro, este señor amontillado de doce años de crianza, se presenta fragante y expresivo en nariz, con gran complejidad aromática recordando postres de vainilla, tostados delicados, mango maduro y notas de pegamento y carpintería (la del mismísimo San José).
En boca se subleva desde una aparente suavidad desplegando sus atributos y el resto de su potencial llevando de la mano a tu paladar hacia un completo éxtasis y deleite; Amplio con aplomo y con cuerpo.
En el posgusto se deshace entre avellanas, nueces y caramelo tostado. Largo, amable y casi sedoso, dejando un punto de calidez que pone un broche de oro casi infinito a tanto derroche despachado desde que quitas el corcho de esta "bendita" botella.
Sin duda toda una alegoría a la grandeza de los vinos de Jerez.
Catado el 9 de mayo de 2017
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