Hoy catamos este vino con D.O. Sierras de Málaga procedente de la Axarquía, zona tradicionalmente dedicada a la elaboración de vinos blancos por sus excelentes moscateles.
Es por ello que catar una garnacha de esta zona es como poco llamativo.
El vino presenta un aspecto evolucionado, con tonos castaño claro en el menisco y rojo óxido en el ribete, capa media y formando lágrimas densas y cristalinas.
En nariz se antoja goloso y fresco, con un frente de confitura de ciruela y cereza con alguna tímida nota floral, fondo de cedro y humo de tabaco negro.
En boca es de tacto untuoso, amplio y marca su tanicidad. En su ataque se percibe goloso y jugoso con guiños frutales, notas de picota y la acidez propia de los frutillos silvestres. A la vez, llama tu atención una acidez inesperada la cual recuerda bien a algunos tintos gallegos. Algo muy lógico, esto último por las condiciones climáticas, orientación y cercanía al mar.
Además, tenemos muy presenta nuestra incursión en Ribeira Sacra donde probamos muchos tintos con un perfil de acidez muy similar.
Esta acidez aporta mucha frescura si bien, te hace salivar mucho y al instante, dotando de carácter y personalidad al vino.
En su retorno se vuelve algo balsámico y herbáceo a la vez que trae recuerdos frutales.
Catado el 24 de mayo de 2022
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