Color de miel de azahar, brillante.
Nariz muy original, distinto a la mayoría; flan de huevo, fondo de nuez y más ténue, masa de pan. Aparece un centro de hierbas infusionadas, de tetería marroquí algo que no habíamos encontrado antes en un amontillado y que ha captado toda nuestra atención desde el principio.
En boca es de entrada suave y seguidamente, a la luz de un cortante punto de amargor parece que se crece y se subleva volviéndose más punzante.
Atrás deja su armazón de avellanas, hierbas de infusiones, notas anisadas y tostados transferidos por la barrica.
En el postgusto se cuela el alcohol y asoma tímidamente la cabeza.
A pesar de tener una marcada personalidad basada en esas notas herbáceas, no nos ha conmovido.
Catado el 7 de febrero de 2018
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