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domingo, 24 de abril de 2022

BODEGAS HORACIO SIMÕES












"...me encantaría que vierais vuestras caras..."

Posiblemente fue la frase que más podría reflejar nuestro paso por la bodega- Casa Agrícola Horacio Simôes. Fueron las palabras de Teresa Barrigas cada vez que nos daba a catar algunos de los muchos tesoros que encierra esta singular bodega situada en  Quinta do Anjo en Palmela. Sus vinos se amparan en tres DOC, Moscatel de Setúbal, Moscatel Roxo y  Palmela.

 Don José Carvalho  fundó esta Casa Agrícola allá por el año 1910.  Teresa y Pedro pertenecen a la tercera generación y nos abren las puertas de la bodega como quien abre las de su propia casa y desde que llegamos hacen todo lo posible para que así nos sintamos. 

Con una venencia en una mano y un sacacorchos rosa con su nombre en la otra, literalmente trepa entre las barricas pinchando aquí y allá, mientras intenta explicarnos con todo lujo de detalles la historia que encierra cada uno de los vinos que nos va dando a catar. 

En comparación con otras bodegas, aquí todo se elabora de manera tradicional y artesanal como pudimos comprobar de primera mano.

El respeto por la tradición y la paciencia que se respiran en todo el proyecto son infinitas. En la filosofía de la bodega está tratar la crianza de los vinos sin prisa y dándole tiempo al tiempo dejando que los vinos se hagan redondos y realmente imponentes. No buscan más clientes que aquellos que realmente sepan apreciar las bondades de sus vinos.












Además, casualmente llegamos el día en el que están descubando el vino antes de ser decantado y Pedro viene a buscarnos para que catemos directamente de los depósitos. Ni qué decir tiene, que el aroma que desprende la mezcla de las uvas con el aguardiente lo llena todo.

Tras varios meses mezcladas, después de fermentar y añadir el aguardiente ya ha llegado el día en el que, por decantación se obtendrá el vino con el que luego se llenaran las barricas de madera. 

Llama realmente la atención poder catar el antes y el después aunque hay que decir que lo que sale de los depósitos está realmente rico y huele muy bien.

 

Empezamos catando un moscatel blanco de Setúbal en lo que parece una sala de cata y antesala de lo que en Andalucía sería la sacristía de una bodega, siendo supuestamente lo menos que se despacha en esta bodega y que nos deja realmente extasiados. En él se aprecian ya los aromas propios de naranja, los finos tostados y los propios varietales, melaza y cierto punto floral.





 Aquí la moscatel tiene cierta acidez que le aporta mucha frescura y una finura inusual.

De este pasamos ya al Moscatel Roxo, variedad estrella de la zona cuyo grano se diferencia por tener cierto color púrpura que transmite también a los vinos que se elaboran con él.

Tras una reja y bajo llave se encuentran los tesoros de la bodega. De entre todas las joyas que allí aguardan pacientemente catamos :

- Moscatel de setúbal de 10 años Superior



- Moscatel Roxo Excellent



-Moscatel Costa a Costa e Testemunho.



Este último obtiene su nombre de su travesía durante cinco años en el ferry que une Setúbal y Troia. Las vibraciones del barco y las condiciones de tantas travesías hacen que el vino gane nuevas características y mucho atractivo.

Abandonamos esta sala y nos adentramos en un depósito de cemento donde se fermenta vino tinto, tardamos un rato en darnos cuenta porque no dejan de ser habitáculos con las paredes oscuras eso sí. Cuando nos fijamos bien podemos ver los cristales de bitartrato en la parte superior acumulados de muchas vendimias.











Allí probamos uno de los moscateles más exclusivos que hemos conocido nunca. Surgió a causa de un incendio en 2016 que mantuvo una nube de humo sobre el viñedo durante tres semanas provocando que las uvas entraran en estrés hídrico y absorbieran el aroma penetrante del humo.

Según nos cuenta Teresa, algunas bodegas de la zona rectificaron químicamente el vino aquel año para evitar esa tufarada a humo y otras incluso lo desecharon.

Ellos en cambio lo han dejado estático y el vino se ha acomplejado ganando nuevos aromas que quedan detrás de esas notas ahumadas y es realmente un espectáculo.

Acto seguido salimos de la bodega no sin antes ver las tinajas donde elaboran algunos de los moscateles más originales.





Finalmente, en el salón de la entrada, sentados en una mesa y con un mantel de cata por delante, terminamos de probar el resto de los vinos.










Dos blancos, de una variedad autóctona (Rabo de Ovelha) y muy poca producción, dos tintos (Uva Bastardo) de similares características a los blancos y dos vinos de licor hechos con la variedad de uva Bastardo uno de ellos en aguardiente y otro hecho con armagnac.

Los vinos tranquilos, tanto blancos como tintos se antojan muy gastronómicos y parecen esperar la llegada de algún sumiller refutado que las descubra.

Los vinos de uva Bastarda son realmente espectaculares y son los primeros que conocimos de esta bodega hace ya unos años y también los culpables de que hayamos venido hasta aquí.

 

Muy agradecidos por la experiencia y con la conciencia de haber estado catando auténticas joyas, nos despedimos de Teresa quien nos deja marchar con la misma sonrisa con la que nos recibió hace ya más de 3 horas.











Visita realizada el 13 de abril de 2022

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