Al caer en la copa se percibe densidad y peso, buena lágrima.
En un primer plano sobresale la moscatel sobre todos los demás aromas, le sigue la fruta de hueso, lichi y limón. En la evolución de los aromas ganan protagonismo los matices que otorga la crianza en madera.
Es en boca, donde sí se nota ese paso por barrica, se muestra sedoso y frágil, con cuerpo aunque fresco y con muy buena acidez.
En el posgusto retorna la fruta de hueso con finas notas vegetales.
Catado el 11 de noviembre de 2016


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